Puede que nunca os hayáis parado a pensar, pero la forma de limarnos la uñas va a determinar su longevidad y crecimiento. Saber limarse correctamente las uñas es algo esencial para que éstas crezcan sanas y evitar que se rompan. ¿Sabemos realmente lo que hacer y lo que no hacer?
A medida que las uñas van creciendo, el reflejo más habitual es coger un cortaúñas y cortarlas. Tenéis que saber que el uso del cortaúñas no siempre es el más indicado. Si vuestras uñas son más bien gruesas y duras, el cortaúñas no es el método más indicado, ya que las puede partir o descamar por un uso inadecuado. Así que lo mejor es utilizar una lima. Pero ¿Qué tipo de lima? y ¿Cómo limamos?
Evitaremos las limas de metal y las de cartón o papel que tengan un grano demasiado grueso. Lo ideal es una lima de grano fino para rebajar, 180-200 es una buena opción. Evitaremos también limarnos las uñas después del baño o la ducha ya que con la acción del agua éstas se reblandecen, lo cual dificulta el limado.
Y otro punto importante que debemos respetar absolutamente es el sentido de limado. Limaremos siempre hacia el centro de la uña, salvo que tengamos que rebajar mucho el largo, en este caso lo podemos hacer en zig-zag para ir más rápido. ¿Y por qué hacia el centro? Pues si nos imaginamos que la superficie de nuestra uña se compone de minúsculas “escamas” concéntricas, el hecho de limar sin sentido hará que éstas se levanten y que el borde de la uña se debilite y se abra. Con lo cual, la duración del esmalte y la consistencia de la propia uña no serán las óptimas.
Dicho esto, esperamos que ahora, seáis verdaderas expertas en el limado de vuestras uñas. Ya veréis como el resultado a medio y largo plazo no se hará esperar. Así pues ¿Lo probamos?
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